Datos personales

martes, 31 de mayo de 2016

Cayendo.

Que me inunden las aguas frías, mares de espinas, acentos de aromas que no comprendo.
Sentir salado mi cuerpo, como si toda niñez se escapara.
El azucar de mi sangre se quema y quedo caramelo amargo.

Ayuda o auxilio, ya no se qué es más correcto gritar cuando estás cayendo.
Vivo o muerto, poco podrán hacer ellos.

Y en la caida se abre un cielo nuevo, me hundo en lo que fue un mar profundo para ser un nuevo mundo.
Ya no intento nadar para salir huyendo, déjame volar y conocer el viento.
Como un aliento, del chocolate dulce comenzó a gustarme el café amargo,
Comencé a reconocer
Que mi piel salada es más agradable al tacto.

Te tuve tanto miedo que temí hasta querer quererte.
Al menos es un consuelo que la marea siempre haga lo correcto.
No nos gusta en el momento, pero luego alzamos el vuelo y adoramos el mundo nuevo.
Pero ya no somos los mismos, de eso siempre parecemos ajenos,
Y cuando lo reconocemos: caemos.

domingo, 29 de mayo de 2016

En el olvido.

Simplemente,
Como me mece
El aire.
Acariciarte,
No ser nada 
ni nadie.
Y mojarme
Los pies en el estanque.
Olor a tierra y a césped.
Luz entrevista
Entre las copas de los árboles.
Desear ser para siempre
En este instante.
Sentirme bonita
Sentirme nueva.
Amarme,
Amarlo.
Solitario siempre
El camino del amante.
Apagar las luces.
Olvídame.
Y aunque nos cueste,
Yo ahora intento olvidarte.

Tan terrible

Perder la pena en la arena
Caerte y hundirte.
Desear ser inherte, fraude.
Querer ser la vela que pronto muere.
Cortarse la vista por no mirarte,
Ciega, como nunca estuve.
Quemarse con un sólo roce,
Marcas que nunca nacen, 
Y que nunca se pierden.
Anochece,
Y sólo quiero olvidarme.
Pero soy incansable.
Y tú, tú: tortura.
Pero ni lo sabes, 
ni te importa.

Consumirte.

No sabes si quedarte o irte,
Si mirar y decir que no viste,
De probar y tratar de que no te guste,
Si desear y mentirte.
Creer que lo odias por necesitarlo,
En vez de amarlo por quererlo.
Y me culpas a mi por remorderte,
Por inspirarte.
Me culpas a mi por hacerte morder
Lo que llevas tanto deseando comerte.
Me culpas a mi por ser la mecha
Y no te culpas a ti por ser el fuego,
La explosión, y el humo.
Siempre queriendo estar estable,
En vez de disfrutar de lo que yo te consumo.

lunes, 16 de mayo de 2016

Amor inamovible, incansable, incomprensible.

No comprendo este amor tuyo, este amor tan adulto o tan corrupto.
Tan insincero y abrupto, como si de sufrir tratase siempre este asunto.
Parece que ya no puedes desearme o besarme sin más, sin complicación o sin firmar.
Parece que hay mil formas de amar y que ninguna es la correcta.
Pero yo soy más simple o quizá demasiado compleja, y me busco el modo de robarte momentos de los que aun no has quemado en papel.
No quisiera obligarte ni quiero verte irte, pero no eres mío, no eres de nadie.
E igualmente, yo soy mía y se a quién he de decir que decido amarle.
No quiero regalarme, que valgo más que un simple detalle. 
Quiero ser el aire de tu cuarto, tú decides si quedarte o si perfumarme, pero soy libre, como tú, de irme.

Y aun así a ti te encanta encadenarte, nombrar las cosas por su nombre, no balbucear cuando hablas, hacerlo todo como dicta el cine.
¿Y es que no has visto que yo te quiero sin montajes?
Que ya tengo suficientes pelis en mi cabeza y que te quiero a ti porque eres de huesos y carne.
Pero nada, tú sigues queriendo imposibles. 
Y yo, yo sigo empeñándome.
Al final, no tan diferentes, los dos anclados a un sueño que nos hace inamovibles.
Por mucho que desee ser y hacerte libre, dependemos siempre de este amor sin cauces, de esta sencillez perdida, del romanticismo barroco y del cine barato y cutre.

domingo, 15 de mayo de 2016

Ojalá nunca hayas leído todo lo que te escribo, porque me destrozaría saber que a pesar de ello no me has buscado.
O quizá es por haberlo leído por lo que te has ido de mi lado.
Asustada y asustado.

Remordimientos.

Diluviaba a lo lejos
Y llegó hasta aquí el agua.
Me hundo.
Me hundo.
Me ahogo.
Te tengo miedo.
Tengo miedo de no saber nada.
No saber nadar.
Y caigo en el mar y me sumerjo.
Cada vez más peso.
Cada vez más tiempo.
Y calma.
Me mece el agua helada.
Arriba la luz se va yendo.
Y yo, me sigo hundiendo. 
Me tengo miedo.
Tengo miedo de no saber de mi nada.
No saber nadar
Por mis remordimientos.