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miércoles, 20 de enero de 2016

Aun es complicado
El momento no es el correcto
Y yo aun no me siento entera.
No es el indicado, 
Sigo aferrándome insincera 
Sujetando el hierro al rojo.
Mirándome espero ver algo
Y por mucho que miro,
No existe el cambio.
Se que si no me esfuerzo
La vida me acabará pesando,
Pero es el esfuerzo
Lo que hoy me encierra.
Me quedan ya pocas fuerzas,
No conozco el camino,
Dame, si tienes,
La esperanza que yo he perdido.

martes, 19 de enero de 2016

Prisión y voz

Es complejo porque, ¿quién soy yo para decir o decidir sobre tus actos? 
Pero aun así, influiré sin gana alguna en ellos, quizá por mi carácter, o quizá por el tuyo.
Yo siento adentrarme en tu cabeza, siento judgar tus palabras o tu decencia.
Yo no soy nadie para ayudarte, no soy nadie para guiarte, tú estás aquí porque aun no me conoces y no conoces mis intenciones.
Perdona, no pensé que sucedería así, yo no quise influir en tu vida, pero así lo he hecho, como hacen los que te rodean.
Si de algo estoy segura es de que me escondes porque te dan miedo las consecuencias, y yo también las temería.
No te obligaré a decidir, y perdona si  alguna vez me salgo de la cueva en la que me encierras.
Pero es el fin del prisionero, el prisionero ha de huir, de salir, de escapar.
Ojalá no tuviera que encerrarme, pero yo misma te haré el favor de ponerme cadenas por ti.

miércoles, 13 de enero de 2016

Me sorprendo mirarndo en las alacenas,
Las ventanas cerradas, abiertas las puertas.
Hace viento en mi silencio y yo respiro.
Me encuentro rebuscando en mis huecos, en mis preguntas.
Y se que más allá de lo visto habrá más por ver, y me impaciento al saber que la gente con el tiempo mejora.
Querría escurrirme y perderme, sólo por un segundo. Aparecer en mar abierto y morir al atardecer.

Perdona si te asusto con mi melancolía, pero no es para ti para quien la escribo.
He nadado sin saber más que avanzar en las lágrimas que cada día se deslizan.
He entendido más palabras no dichas que las dichas, y las penas se ven entre lineas.
No soy tan triste, tan azul. No entiendes el significado, no sabes lo que lees y no sabes por qué sigues leyendo.
Pero estamos crucificados por pecados de un pasado que si quiera conocimos, escuchando las mismas cantinelas de esta sociedad marchita. Me gustan tus ideales pero me robas como todos me roban. Me robas la vida a suspiros, y de suspiros me alimento, melancólica. 
No tengo nada que decir de todo esto, te sigo pensando de vez en cuando, sonriendo o llorando.
Lo se, es cierto, que ahí pude tenerte y te perdí, y ahora hablo de que nadie quiso, bien, sí quisieron, me quisieron y yo no supe querer.
Quizá no falla la guerrera sino la guerra, yo no conozco la bandera y la llevo como estampa.
Perdóname, aun me acuerdo de los momentos y me apeno, me sonrío en los adentros con melancolía.
Perdóname, se que si aparecieras hoy sería distinto, pero quizá eres parte de mi destino, quizá eres sólo un fallo tras otro en el camino.
Perdóname, sabes que te quise o eso espero, sabes que lo que te dije fue sincero, que a ti no pude mentirte.
Perdóname, pero no tengo excusas para el fallo, no puedo animarme y olvidarme, pesará como una condena. Eres la cadena que me ata a mis errores.
Y si alguna vez me recuerdas, si piensas en mi como pensaste, no lo hagas, no me hables, la culpa es mía y con la culpa he de torturarme.
No, te echaré siempre de menos.
No pude ser otra en aquel momento, y lo siento, cometí el fallo pero hoy por fin me alegro, al menos, de haber sido antes que después.
Perdona que seas otro recuerdo feliz tintado en negro. 
Perdona porque para mi no eres tan sólo eso. Pero debes de estar harto de pensar un quizá y yo estoy harta de esperar algo que no merezco.



domingo, 3 de enero de 2016

Manantial

Bloqueada y somnolienta, buscaba entre las luces, cada vez más ganadas por la sombra del cielo negro, una verdad vacía que reconfortase ese temor profundo que sentía dentro.
Se había hundido en el pozo de las miserias con sólo un comentario, y ahí estaba, sola y perdida.
Casi parecía caida del cielo, de otro mundo, en la cama, como un muñeco roto que se deja preparado para arreglar, pero tan sólo coge polvo y se oxida.
No era más que el pensamiento de un tiempo perdido, un tiempo malgastado en llantos que al final brotaban de un manantial conjunto de todos y cada uno de los pesares que hubo tenido, tuvo y tendría. Un manantial que brotaba dentro de ella, abastecido por cada palabra necia de promesas tan vacías como la verdad que tanto ansiaba hallar.
¿Qué verdad? Si no queda en el mundo verdad absoluta más allá de la muerte, y aun esta se la cura y embauca para alargar la penosa vida del enfermo, del drogado.
Sí, ojalá la dulzura volviese a ella, ojalá no hubiese más que manantiales de pura y fina agua cristalina que bañase y limpiase  su alma, pero ahí se encontraba, frente al agua enturbiada y oscurecida, recorriendo con su mente las palabras que una vez hubo escuchado y que había ahogado en las aguas.