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viernes, 4 de noviembre de 2016

Me dejo llevar por la marea.

Llévame a morir con las olas,

A un mar infinito,

Allí donde no persigo ser perfecta,

Allí donde no me exijo.

Dame libertad sin prejuicio,

Dame vida, dame un pálpito.


Llévame a morir con la espuma,

A las estrellas lejanas,

Allí donde no soy ajena,

Allí donde no soy más que humana.

Dame por fin amor sincero,

Dame el calor, no me des la espalda.


Llévame a morir con la arena,

A las tierras cálidas,

Allí donde sé que soy amada,

Allí donde sé que no seré dañada.

Dame el cariño que merezco,

Dame un ancla, ahora, 

Que me lleva la marea.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Lo que me has hecho.

Me gustaría decirte tanto,
Culparte y que supieses
Qué has perdido después de tantos años.
Que te dieses cuenta de todo el daño,
Del llanto que llenó mi cuarto,
Del silencio, del hielo y de todo por lo que me has estropeado.

Quisiera que supieses que yo lo habría dado todo, todo, por haberte encontrado orgulloso.
Y aquí me tienes, de nuevo, llorando.

Y se que la culpa es mía por seguir intentándolo, 
perdona, 
no debí haberte dado tantas oportunidades 
para recordarme el por qué no te aguanto.

Así que de nuevo lo intento, quiero hacerte felíz, que formes parte de mi vida, de mis sueños.
Has caído de tan alto, que ahora ya no me queda orgullo si quiera para hablar de ti, ya ni si quiera comento.

Es vergonzoso, penoso, que seas el único que me ha roto el corazón.
Tú, que deberías haber sido el que intenta evitarlo.
Mira como me voy, mira como me alejo, ahora que no tienes modo de agarrarme, cúlpame de lo que quieras, pero me has hecho fría e insensible.

O eso quisiera.

Mañana es otro día, otra oportunidad para ti para destrozarme más, 
dame más traumas, por favor, 
hazme daño, mírame llorar.
Esto es lo que me has hecho.



¿Por qué el mar en todos mis fragmentos?

Por qué, si le temo,
si no me adentro nunca por miedo, 
si siento pánico en la soledad de un océano, 
si el oleaje me aterra si me lleva a su seno.

Por qué, si no se ni nadar ni remar por su eternidad, 
no se qué hay más allá, 
no se navegar por su azul inmenso.

Por qué sueño con que me acoja la marea, 
por qué si la peor de mis muertes sería ahogada, sin voz, sin adiós, sin palabra.

Por qué quiero mirarlo hasta agotar mi tiempo, 
si me aterra lo que esconde, 
allá donde el horizonte separa su azul del azul del cielo.

Por qué estoy enamorada de lo que me da miedo, de lo que admiro y venero, de lo que quiero en silencio,
mientras se aleja, tan calmado, frágil y eterno.
Tan fuerte, terrible y eterno.
Tan desconocido, constante y eterno,

Por qué no del cielo, 
por qué no de la luz, 
por qué tan sólo el silencio y el romper de las olas, 
si el sonido del mar me envuelve, 
noto más incertidumbre que nunca.

Y aun así, por qué el mar, si es aquello a lo que más respeto tengo, 
aquello a lo que no conozco, 
aquello que nunca será mío.