Te miro, te miro
Y me retiro lejos a donde no vea.
Ahora, que la luz entra,
Yo te miro.
Y me enamoro de las caricias
Cómo me gusta ser querida.
Es tan fácil que se rompe
Que pesa tanto que me rompe.
Y cuando me río
Rompen las aguas del mar
Adentro, donde las olas comienzan.
Ahí, donde tú sabes llegar.
Ahí, donde tú sabes mirar.
Pero tan profundo nadas
Que llegas al frío y crudeza,
A la incertidumbre, a la pobreza.
Yo, que no tengo nada que darte,
Me siento pequeña y enfurecida.
Yo, que no tengo excusas para echarte,
Me vuelvo ausente y fiera.
Sólo, sólo porque tú me quieras.
Una pena. Un adiós. Una vergüenza.
Se aclaran mis ojos al llorar,
Y aunque ven más lejos del miedo
No saben si volver a mirar.
Siempre se dice
Que no hay que mirar atrás.
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