Eso le dije a ella.
La verdad es que parece que la vida nos rie las gracias mientras mentimos, y cuando desvelamos la verdad y somos reales, nos corta por lo "sano" y vuelve a negarnos la verdad.
Somos aquí todos números, años, cuentas, latidos,... No quedan días que contar mientras queden números que sumar a nuestra condena.
Parece mentira que los años sean lo menos justo.
Yo daría mi vida por ser quien reflejo con mi voz.
Pero aquí estoy, con mi sonrisa de niña chica y mi cuerpo menudo.
Caminamos entre espigas en verano como si de Gladiator se tratase, y aquí cada paso es un latigazo más de la tortura que venimos sufriendo sin quererlo.
Y aun así, brilla el Sol.
Los días se deberían medir en lecciones aprendidas, de tal forma que seríamos todos milenarios y sabios entre sabios.
Pero se mide en años.
Y ya desde niños chicos nos escojen entre nuestras edades y plantean como un error ser amigos de los "mayores" o "pequeños".
Adaptaré mis amistades a quienes a mi me concierna, a quienes entiendan mis palabras y no mi boca.
Y por mucho que luches las cosas continuarán.
Pero es que vivimos en el mundo de las matemáticas teóricas.
Llevar a lo físico los pasos en adelante del hombre es solo el intento mas antiguo de negarnos a la inteligencia teórica, una negación de aquello que nos encajona, descartar las etiquetas.
Para la humanidad no existen reglas marcadas suficientemente como para encajar a cada uno en el lugar correcto.
El método educativo lo plantea así.
Si no llegas a las pruebas eres peor que el resto, y por mucho que te esfuerces si no vales para estas pautas, no sirves y por muy bueno que seas en el resto de cosas, aquí ya no hay hueco para ti.
Me voy a hacer mi pequeño cajón que se inhundará de soñadores como yo que quieren salir de convenciones.
Soy quien soy y valgo para lo que valgo.
No pido aplausos por mis logros, pido respeto hacia nuestros fracasos, porque tú también fracasaste alguna vez.
Y aquí queremos libertades entre rejas.
No existe la libertad real ya.
Pero luchamos por ella porque es quien grita en nosotros que todo un día llegará.
Que mantiene vivo el sueño de ser quienes valemos, no quienes perdemos la batalla contra los prejuicios.
Pero seguimos enganchados a la idea de esa libertad muerta, y sabed que podremos volar alto, pero ¿es suficiente alto para ti el infinito, o eres otro astronauta que necesita un más allá?
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