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lunes, 11 de mayo de 2015

Capáz.

Hoy saco cinco minutos para acordarme de que soy una artista.
Entre tanto examen, bodegón, video y fotografía lo había olvidado, paradógico, ¿no?

Bueno, me encuentro cansada, 
Abrumada pero sin peso.
Creo que he hecho muy bien lo que he hecho, y he hecho mucho.
Se acaba el curso que empieza a definirme y me encuentro volando.
La verdad es que nunca pensé que cerrarme todas las salidas y causarme la mayor claustrofobia podría llevarme a sentir tan fuerte.
Siempre pensé que era de esas que no funcionan bajo presión, que se bloquean al ver que el camino está cortado.
Pero me siento orgullosa de haberme enfrentado de cara a los problemas, de haber llorado y casi desistido, y no haberlo hecho.

Este ha sido un tiempo de aprendizaje de la vida, casi como infantil, es para amoldar todo en mi cabeza hueca.
Me he sentido más sola que nunca, apartada, alejada de lo conocido, sin que le gustase del todo a nadie, y en cierto modo, me gustaba, porque hacía que no me rindiese, que no dejase pasar la vida por delante, que vuela.

Sólo un mes más de clase, exámenes y problemas, pero aun me queda para luchar contra el destino que es la selectividad.
Determinar el camino es más dificil de lkq que pensé, al haber sabido siempre qué quería, se me hace duro ver que quizá no sea así al final.
Estoy descubriendo nuevo mundo, nuevos placeres y aficiones, y me estoy sintiendo nueva, casi frágil, pendiendo de un hilo que es en muchos casos mi propia mano, y en otros, las opiniones del resto.
Yo tengo el poder, al fin y al cabo, vamos a decirle a la de artes que ha luchado toda su vida contra las objeciones de la sociedad que se cuelgue del cuello hoy por encajar.
Yo se que soy moldeable, pero creo que encajar es más que seguir, yo quiero y quise siempre liderar.
No soy guerrera de batallas estúpidas, así que por esto, no me voy a dejar llevar.
Me guardo la fuerza para quien se oponga a dejarme soñar.

Y me han puesto pegas, y rechazo, y lo harán aun más.
Y duele.
Pero al ver que te levantas conociendo tus debilidades, te ves más capás de mejorar, y aunque los miedos perviven, y el fracaso siga dejando huella, hay vidas que han de ser así.
A fuego.
Y sí. Me siento capáz, ahora que he pasado por el derrumbamiento, por la abalancha, de guerrear de nuevo. De ser esa mujer con la que he soñado siempre ser.
Quiero ser mi maestra y decirme todas las mañanas que no sirvo para poder irme a dormir habiendo demostrado lo contrario.

Algún día escribiré un libro que equivoque a todos los demás. 
Un libro libre. 
Un cuento de niñas, leido por princesas, que al final, nos convertirá a todos reyes de nosotros mismos.

Yo soy capáz.

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