Porque somos infelices,
Y porque nos gusta sentirnos queridos.
Y por mucho que tiremos de esta realidad
No sirve si en realidad nada funciona.
Porque allá, donde creemos que queremos llegar
Es un horizonte, un sol que jamás vamos a tocar.
Y te diría que dejes de soñarlo,
Que dejes de amar lo que te hace tanto daño.
Pero dime, qué es más tortura:
¿Aprender a quererte,
O aprender a dejar de querer?
Quizá por mucho que nos sentimos enormes
Creyendo que sabemos todos nuestros límites
No entendemos que hay límites
Que somos nosotros los que los ponemos.
Se que nunca escucharás,
Ni a ti, ni a los demás, porque no quieres escuchar.
La verdad sabe ágria,
Y por eso la dejas de tomar.
Somos todos tan desgraciados de chocar
Siempre contra una misma pared.
Parece que la idea de que no chocaremos una vez más
Nos hace más felices que la idea de libertad.
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