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lunes, 19 de octubre de 2015

No seré de las que siempre se recuerdan.

Y, como se que jamás seré la de los ojos
O la del pelo o el aroma,
Ni la de los labios o las piernas
La del pecho o las caderas,
Nunca seré la de la risa perfecta
O la de la belleza sin maquillar.
Nunca seré la del canon
O la de la escultura griega.
La de el cuello eterno
O la cintura de abeja.
Como se que jamás seré esa,
Soy la que no siempre se recuerda,
La que bailaba sola y desesperada,
La del pelo enredado
Los ojos siempre acuosos,
Sin seducción alguna.
La de la cara de niña
Y sin maldad ni trucos.
Jamás sabré gustar como hacen ellas,
Ni cantar, ni hablar, ni moverme de forma correcta.
Nunca seré tan perfecta
Ni tendré siempre las manos suaves
Y encajaré donde sea.
Entre los jerseys enormes y las gafas puestas
Más cómoda entre hojas que entre joyas.
Me despierto despeinada siempre
Y nunca me quedarán bien las modas.
Como nunca seré de esas,
Seré de las que no siempre se recuerdan.
Escandalosa y dispuesta,
Y si me maquillo es porque puedo
Y porque quiero,
Nunca lo hice por gustarte.
Me ves con zapatillas mugrientas
O con tacones de aguja,
Sin termino medio ni vergüenza.
No hay razones para recordarme
No seré mucho más amable o agradable,
No se gustar, sólo se gustarme.
Me emociono casi siempre
Y la cago siempre.
Nunca fui nadie con presencia,
Jamás hablé de ciencia, porque no la conozco.
De política no se, así que jamás comento.
Si te enamoras de mi elocuencia 
será sólo sobre lo que entiendo.
Y como nunca seré como ellas
Seré de las que no siempre se recuerdan.
Se donde estoy y no pido más,
Pero si eres de los que me recuerdan,
No me olvidarás jamás.

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