Me gustaba cuando hablabas del amor.
Me gustaba oírte tararear una canción romántica,
O cuando te hacías el duro
Escuchando el rap más roto, anárquico.
Ese que tanto hablaba del corazón roto,
Ese con el que te sentías identificado.
Me gustaba verte con los ojos vidriosos
Que descubrían sus vetas verdes.
Me gustaba verlos enrojecerse con una película,
Y tú, queriendo disimular, riéndote.
Me gustaba aun más cuando mirabas el día nublado.
Y me mirabas a mi como mirabas el lago helado.
Como pensando “qué bonito lo que estoy presenciando”.
Y me encantaba cuando te sentía enorme
Cuando me abrazabas en la noche fría.
Me gustaba cuando eras un hombre valiente
Que me decía que me quería.
Que nunca quiso a nadie,
Que nunca sintió como ahora
Que le querían.
Y me gustaba cuando llorabas al decirme
Que creías en el cielo tras la muerte.
Que creías en que el miedo te consume,
Y que habías cometido errores.
Me gustaba abrazarte y sentirte viviente,
No de roca, no de hielo, no de urdimbre.
Me gustaba ver que te gustaba que te acariciase,
Como un niño que se duerme en mi regazo.
Me gustaba que me respetases, que me quisieses como iguales.
Que me confiases tus temores,
Poder sentirte vulnerable
Y no tener miedo a contarme.
Me gustó siempre ese lado tuyo sensible
Que me quisieses de forma tangible,
Como ya parece que no sabe querer nadie.
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