Yo no le pedí al cielo nada.
No le pedí al cielo que me ayudase, que me amase.
Yo no le pedí que me acogiese, que me adorase.
No le pedí que sostuviese una vida que caía.
-Pero es cierto que tampoco me interpuse.-
Y me acusaban de salvaje
De que fui bestia agazapada.
Que salté a su cuello como si quemara
Y sólo pudiese apagar así el destello.
Pero si maté al ser que me amargaba
Al ser que poco a poco me consumía,
Por mucho que yo cambiara
Eso es lo que necesitaba.
Uno se convence, sigue senderos interminables
Elucubra razones
Pide verdades.
Y si nadie te responde
Aceptas del cielo lo que trae su aire.
Me gustaba mirar las nubes
Porque creí que eran los guardianes
Del cielo que desconocía
Lugar de dioses.
Tanto que podría decir
Y tanto que podría callarme.
Pero decido aventurarme
A seguir mi sendero angosto.
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