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jueves, 9 de octubre de 2014

Reflejo.

Todo esto es una locura, ¿sabes?

Mira que te lo dije, mira que te dije que pasaría, que te equivocarías, que la volverías a cagar…
Estúpida.

Mírate, estás ahí, parada, mirándome, llorosa y sin saber de nada.

¿No ves que ya hemos hablado de esto?
¡Pero tú sigues dándote con esa pared de mierda!

Mira, ya se que es duro, que cuesta, que el camino es largo, que parece que no acaba, pero te avisé que esto pasaría.

Y sigues ahí, parada, deja de llorar, ¡Deja de llorar! No lo mereces, no puedes llorar, no esta vez, ya no te quedan oportunidades, esta vez ya no te perdono, esta vez ya la has hecho bien… 
¿Ahora qué? ¿Depresión? ¿Vas a hablarme de suicidio? ¿Decides irte al fin? ¿Vas a acabar ya con toda esta mierda que eres tú enteramente?
Adelante, valiente.
Bah.
Ni para eso sirves. 

Sigues mintiéndome.
Sigues con lo mismo de que puedes.
De que puedes sola.
Sola.
Ahí te quedas.
Sola.

Porque, ¿Para qué te iba a ayudar yo?
Nunca me has devuelto un favor, ingrata.

¿Quieres golpearme?
Hazlo, te harás más daño tú que yo.

Siempre que estás feliz estoy aquí para ti, y siempre que estás triste, sigo aquí.
¿Por qué sigues mintiendo y diciendo que sabes qué haces?
¿No ves que te conozco ya mucho?
¿No ves que soy como tú has querido que sea?

Así que, ¿por qué sigues ahí parada frente a mi, frente a ti?, ¿por qué te sigues reflejando en mí?, ¿por qué no te apartas ya del espejo y dejas de compadecerte? 
 

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