Te he echado de menos.
Han pasado los meses como si nada. Y seguimos ambos esperando.
Han pasado tantas cosas que no se por donde empezar, si pidiendo perdón o explicaciones.
Pero tu voz me sigue gustando y haciéndome sentir a gusto.
Muchas veces quiero verte y te imagino. Estas lejos, pero no te has perdido.
Sigues aquí, en mi cabeza, en mi corazón, cosiendo mis heridas, poniendo tiritas y parches.
Esto sólo es para ti, es para que te acuerdes de mi, para que también me eches de menos.
Me has roto en mil pedazos, pero yo te he hecho polvo, yo te he matado.
Yo he destrozado todo y aun así tu has seguido ahí, inconscientemente, tú me has hecho seguir queriéndote, seguir aquí, dando vueltas antes de dormir.
Hoy me he desahogado, hoy he llorado y sonreído por ti.
Hoy me he acordado de por qué te quiero, de por qué te echo de menos.
Y puede parecer que soy otra tonta, pero no. He sido yo la que ha tenido en mi mano el puñal que te atravesó meses atrás, y sigue en mi mano.
Pero no me queda fuerza para sacarte de mi cabeza, te acercas y te acercas en mis recuerdos nadando, y siempre que te veo se que te echo de menos.
Y se que necesitas tiempo.
Se que necesitas asimilarlo.
Se que no sabes qué pasará.
Pero quiero estar ahí, a tu lado.
No quiero garantías de tu amor.
No quiero mas promesas que las que ya has cumplido.
No me debes nada.
No te equivoques, soy yo la que te promete estar ahí.
Curar con mis palabras otras que dije.
Sólo quiero conocerte, ser parte de tu vida, entenderte.
Porque he echado de menos tus brazos que me abrazaban.
Pero no pasa nada.
No hay prisa. No te agobies.
No me voy a ningún sitio mientras tú seas mi ancla.
Sólo hablame si alguna vez me necesitas.
Y sigue queriendome, me vale como perdón.
Me vale como gracias, me vale como promesa.
Con que me quieras me basta.
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