Datos personales

viernes, 31 de julio de 2015

Trilogía de mi padre. Tercer libro.

Mi padre me ha enseñado que los hombres no pueden ser buenos o malos.
Que los hombres son como el gris, ni blanco ni negro, tan sólo tonalidades de este.
Me ha enseñado que los hombres aman, a veces, de forma equivocada.
Que los hombres se equivocan.
Que los hombres saben que son erróneos, o que ni si quiera lo saben.
Que la ignorancia es mala, y que la vanidad del ignorante es aún peor.

Me ha enseñado que no está todo en nuestras manos.
Que somos lo que somos, que hemos de esforzarnos, y que por mucho que seamos buenos, a veces la vida se equivoca con nosotros.
Nos manda por un camino no acertado, nos hace ser estúpidos, nos hace ser ingénuos, y eso, nos hace equivocarnos.

Me ha enseñado que amar está más allá de los gestos, y me ha enseñado que no tenerlos duele como flechas.
Me ha enseñado a querer sin correspondencia, y a no querer tan sólo por apariencias.
Me ha enseñado a no llorar por lo que parece perdido, a no exagerar por lo no conseguido, por no mentirnos a unos mismos.

Me ha enseñado que los golpes son duros, pero que siempre estará a mi lado.
Me ha enseñado que crecer, no es tan malo.
Me ha enseñado que se puede adorar a alguien sin si quiera merecerlo, y aun así, que este te siga haciendo daño.

Mi padre me ha dicho mil veces que el esfuerzo es lo importante, pero que lo son también los resultados.
Que hay gente muy exigente, que no se conforman con quien eres o con lo que hagas a parte.

Me ha enseñado que querer a una mujer es complicado, pero más complicado aún es querer a un hombre que no sabe quererte.
Que parece imposible a veces, que exageras, que dices que no puedes.
Pero puedes.
Dificilmente, pero puedes.
Que hay que tragarse el alma, las lágrimas y el orgullo para ser felices.
Y que a medida que uno crece, la perspectiva cambia radicalmente.

Mi padre es un hombre inteligente.
Mi padre no sabe muchas cosas,
No por eso es menos inteligente.
Porque a veces la ignorancia no te lleva a la vanidad, sino a la torpeza.

Yo se que mi padre me quiere.
Yo se que el me cuidará siempre.
Yo se que hará por mi siempre lo que pueda.
Yo se que jamás me hará daño de forma intencionada.
Yo se que a veces se equivoca, pero que no es malo.
Y se, que por mucho que le haya echado en cara siempre, se que él ya conoce sus errores, se que él ya sabe quién de verdad le conoce, se que es complicado ser mi padre, y se que se enorgullece.

Pero ojalá, ojalá lo demostrase.

No hay comentarios:

Publicar un comentario