Hemos llegado, desde una gran distancia, el uno al otro.
Siempre lo hemos hecho.
A través de grandes distancias, a través de años, de abismos de casualidad.
Y porque venimos desde tan lejos, nada puede separarnos.
Nada. Ni la distancia, ni los años, nada puede ser más grande que la distancia que hubo siempre entre nosotros, la distancia de nuestro sexo, la diferencia de nuestro ser, la de nuestras mentes; esa brecha, ese abismo que salvamos con una mirada, un roce, una palabra.
Mira lo lejos que está, lo lejos que está siempre.
Pero vuelve, vuelve, vuelve...
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